Success in Santiago’s fight against childhood obesity
Para la versión en español, lea abajo.
Like many cities, Santiago has seen a troubling rise in childhood obesity. More than half the children in Chile’s capital are considered obese or overweight.
But unlike many of those other cities, Santiago is seeing promising signs in an effort to reverse the trend. After completing a pilot of a gamification strategy for promoting healthy eating and exercise, city leaders are expanding the effort to reach 2,000 children in 15 schools.
The program, Juntos Santiago, was one of five winners in the 2016 Bloomberg Philanthropies Mayors Challenge for Latin America and the Caribbean. Santiago’s focus is kids in 5th and 6th grades — generally, 10- and 11-year olds. They sign up for a program that has three challenges: one that monitors the snacks they bring to school, another that tracks their daily steps with a pedometer, and a third that promotes healthy activities with their families, such as preparing a healthy family meal or going for walks with their parents.
Here’s where the game comes in: Students score points, for example, by eating a banana for a snack instead of candy. By collecting points, they can earn different types of rewards chosen by students themselves. Classes with the most points can earn a reward for their whole school, such as a new climbing wall or sports equipment. Other rewards include a trip to a local amusement park, a day at the pool, or getting to meet a professional athlete.
[Read: Santiago tackles childhood obesity with gamification]
The pilot, which ran from August through December, included more than 350 students at three schools. The students had certain before-and-after health measurements taken. On average, the children experienced a .79-centimeter reduction in waist circumference, along with a reduction in body mass. Those indicators are often used to predict risks related to obesity, such as diabetes or heart conditions.
“The results were better than we expected,” said Macarena Carranza, project manager of Juntos Santiago. “A lot of the families we spoke with said they have changed their habits at home and are drinking more water and eating more fruit. So even though it was a pilot, this idea has already made an impact.”
The gaming aspect of the program is built around individual choices and collective accountability. As students earn points, they can track their progress online. They also can see aggregate scores to see how their entire class is performing against other classes.
The pilot helped validate this model, and also to work out some of the kinks. For example, different kinds of pedometers were tested, which helped organizers understand which ones the kids liked but also which ones allowed for large-scale data extraction. Organizers also experimented with different methods for surveying kids about their eating and exercise habits.
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Juntos Santiago is just one of many strategies underway in Chile to fight an obesity epidemic. A national law requires packaged foods high in sugar, salt, calories, or saturated fat to be labeled with prominent health warnings. The law also cracks down on targeting ads for sugary junk foods at children, and bans the sale of such foods in schools.
Juntos Santiago represents a more local approach. And its next phase is getting started now. Organizers have presented the program at all 15 of the schools in the program — as well as nine schools functioning as a control group — and sent home forms for parents to authorize their children to participate. The healthy challenges are expected to begin early next month. Santiago has set ambitious goals for the program, including reducing the average waist circumference of participating children by 5 centimeters by 2019.
“We are happy with the results and we want to continue to tweak the program to have a greater impact,” said Carranza. “For us, the most important objective is to educate children and their families how to be healthier and lead more active lives for their wellbeing.
Exitosa batalla chilena contra la obesidad infantil
Después de un prometedora fase piloto, Santiago está escalando una estrategia de gamificación para promover la alimentación saludable y el ejercicio entre el 5º y 6º grado.
Como muchas ciudades, Santiago ha sido testigo de un aumento problemático en la obesidad infantil. Más de la mitad de los niños de la capital de Chile son obesos o tienen con sobrepeso.
Pero al contrario que muchas de esas otras ciudades, Santiago ya siente señales prometedoras en su esfuerzo por revertir la tendencia. Después de completar la estrategia de gamificación para promover la alimentación saludable y el ejercicio, el proyecto está expandiendo su esfuerzo para llegar a 2000 niños en 15 escuelas.
El programa, Juntos Santiago, fue uno de los cinco ganadores en el 2016 Bloomberg Philanthropies Mayors Challenge para Latino América y el Caribe. El enfoque de Santiago se centra en los niños de 5º y 6º grado — generalmente, de 10 y 11 años de edad. Se inscriben en un programa que consta de tres desafíos: uno que monitorea las colaciones que llevan a la escuela, otro que registra sus pasos diarios con un podómetro y un tercero que promueve las actividades saludables con sus familias, tal y como sería preparar una comida familiar saludable o salir a caminar con sus padres.
Aquí es donde empieza el juego: los estudiantes ganan puntos, por ejemplo, por comer un plátano como colación en lugar de un dulce. Sumando puntos, pueden ganar diferentes tipos de premios escogidos por los mismos estudiantes. Las clases con los puntos necesarios pueden ganar un premio para toda su escuela, tal y como un nuevo muro de escalada o equipamiento deportivo. Otros premios incluyen un viaje a un parque de atracciones local, un día en la piscina o conocer a un atleta profesional.
El proyecto piloto, desde Agosto hasta Diciembre, incluyó a más de 350 estudiantes de tres escuelas. Los estudiantes tuvieron mediciones antropométricas al inicio y al final del piloto. En promedio, los niños experimentaron una reducción de 79 centímetros en la circunferencia de la cintura junto con una reducción en la masa corporal. Esos indicadores son a menudo utilizados para predecir riesgos relacionados con la obesidad, tales como diabetes o enfermedades cardiovasculares.
“Los resultados fueron mejores de lo esperado para el poco tiempo de intervención,” dijo Macarena Carranza, gerente del proyecto de Juntos Santiago. “Muchas de las familias con las que hablamos dijeron que habían cambiado sus hábitos en casa y están bebiendo más agua y comiendo más fruta. Por lo que, aunque solo era una fase piloto, esta idea ya ha causado un impacto.”
La estrategia de gamificación del programa está basada en el cumplimiento de los desafíos de forma individual pero para sumar puntos a nivel grupal y ganar los premios para todos. Los estudiantes pueden seguir su progreso en línea a través de la plataforma, así como la calificación total de su curso.
El piloto ayudó a validar este modelo y a trabajar en los detalles. Por ejemplo, se testearon diferentes tipos de podómetros, lo cual ayudó al equipo ejecutor a comprender cuales eran del gusto de los niños y también cuales permitían la extracción de datos a gran escala. También experimentaron con diferentes métodos para encuestar a los niños sobre sus hábitos de alimentación y ejercicio.
Juntos Santiago es una de las muchas estrategias actuales de Chile para luchar contra la epidemia de la obesidad. Una ley nacional requiere que los alimentos envasados altos en azúcar, sal, calorías o grasas saturadas sean etiquetados con destacadas advertencias sanitarias. La ley también lucha contra la publicidad en comida basura y dulce para los niños, y prohíbe la venta de estos alimentos en las escuelas.
Juntos Santiago representa un enfoque más local. Su siguiente etapa está empezando ahora. El equipo ha presentado el programa a las 15 escuelas participantes — así como a nueve escuelas en calidad de grupo de control- a las que se les ha entregado a sus apoderados los consentimientos informados para su autorización. Se espera que estos desafíos saludables se inicien a principios del próximo mes. Santiago ha fijado metas ambiciosas para el programa, incluyendo la reducción de la circunferencia de la cintura promedio de los niños participantes en 5 centímetros de aquí al 2019.
“Estamos contentos con los resultados y queremos continuar mejorando el programa para tener un mayor impacto,” dijo Carranza. “Para nosotros, el objetivo más importante es educar a los niños y a sus familias en cómo ser más saludable y llevar vidas más activas para su bienestar”.